¿Cómo hacer uva de mesa?
Autor:
Rodrigo S. Espíndola. AER Caucete – EEA San Juan INTA espindola.rodrigo@inta.gob.ar
Palabras
clave: pulverizaciones, labores en verde, prácticas culturales
Resumen
La producción de uva de mesa
está ligada a una serie de labores que resultan de mayor complejidad que en
la producción de uva para pasa o de uva para vino. Por esta razón, hacer uva
de mesa implica conocer el paso a paso respecto a poda, regulación de carga,
labores en verde (desbrotes, deshojes, raleos, entre otras), aplicación de
reguladores de crecimiento, fertilización y uso de fitosanitarios. En este
artículo de divulgación el lector encontrará reglas prácticas y valores de
referencia, para cada uno de las tareas necesarias para lograr uva de mesa de
calidad.
Conceptos preliminares
Las uvas de mesa presentan
varias cualidades que determinan ser apetecibles: color, tamaño, presencia
de semillas, dulzor y relación azúcar acidez. Hay otras cualidades muy
importantes como el poder nutracéutico y la inocuidad.
1 Características distintivas
Tres son las características
principales que deben reunir las uvas para ser calificadas como de mesa: 1) gran
atractividad visual, 2) buen sabor y 3) adecuadas cualidades físicas.
1.1 Atractividad visual
Esta cualidad está relacionada
directamente con su aspecto físico exterior: a) Racimos medianos a grandes,
bien proporcionados, sueltos y ramosos, b) Granos (bayas) grandes a medianos,
bien adheridos al pedicelo, que presenten gran uniformidad, tanto en cuanto a
su tamaño como con respecto a su distribución y coloración, c) Poseer abundante
pruína (capa de cerosidad natural que recubre el grano), que impresiona la
vista haciendo resaltar el relieve del conjunto, d) Aspecto lozano y fresco,
sin manchas ni daños físicos, con contraste bien marcado entre el color
típico de los granos y el del aparato de sostén (escobajo o raspón), que debe
ser verde (en intensidad variable según la cultivar) y no presentar sectores
secos o ennegrecidos.
1.2 Sabor
Reviste también primordial
importancia en las uvas de mesa la cualidad relativa al sabor: deben ser de
ingestión. Esto ocurre cuando los principales componentes, azúcares y ácidos
(fundamentalmente los primeros), se encuentran en proporción ideal (relación
20:1) y permiten detectar el sabor característico de cada variedad.
1.3 Cualidades físicas
Están determinadas por la
calidad de la piel (hollejo) y de la pulpa (carne), y por la ausencia o
presencia de semillas (en este caso su número, tamaño y dureza). La calidad
física está dada por una piel resistente en grado tal que, asegurando un buen
transporte y conservación, no produzca molestias durante la ingestión. La
pulpa debe ser de consistencia crocante, sin llegar a requerir esfuerzo al
masticarse; en cuanto a las semillas, por su cantidad y proporción no deben
dificultar la ingestión.
2 Resistencia al transporte y
a la conservación
La uva como fruta, cuando se
la destina al comercio, debe ser transportada desde los centros de producción
a los de consumo, ubicados a distancias variables. Ello implica que debe
poseer aptitudes tecnológicas para ese fin: a) resistencia de los granos al
aplastamiento, determinada por la consistencia de la pulpa (variedad); b)
resistencia al desgrane por acción del manipuleo y vibración, determinada
por una excelente adherencia del grano al pedicelo (un mal manejo agronómico
puede provocar desgrane, al igual que lesiones como medialuna); c)
resistencia relativa del aparato de sostén (escobajo o raspón) a la
deshidratación en condiciones de manejo ordinario. Estas cualidades, en
conjunto, contribuyen al mantenimiento de la calidad exterior.
La uva es un producto
perecedero a corte plazo, en las condiciones ambientales en postcosecha; por
ello, para mantener su vida comercial con características organolépticas
óptimas necesita ser preservada en lugares con temperaturas de 0 a 5°C y humedades del 85% al 90 %.
3 Factores externos que
condicionan la calidad
La calidad de las uvas de mesa
está determinada también por factores externos que derivan de las
condiciones del medio ambiente y de la técnica cultural.
3.1 Condiciones del medio
La producción comercial de
uvas de mesa requiere que los factores que condicionan el clima, determinan
una situación favorable durante el ciclo vegetativo. Esta situación se
identifica con gran luminosidad, temperaturas constantes altas, escasas
precipitación pluvial, ausencia de vientos y de accidentes climáticos, en
especial de granizo. La provisión de agua debe efectuarse en forma normal y
ajustada a las características físicas del suelo, evitando riegos inadecuados
por exceso o por defecto. Es clave que no falte agua en periodos críticos:
brotación, floración y engorde de la baya.
3.2 Manejo del viñedo
La aptitud de las uvas de mesa
para mantener durante un cierto período sus caracteres cualitativos
específicos con posterioridad a la cosecha, depende del manejo integral del
viñedo. En los viñedos especializados en la producción de uvas de mesa, el
manejo implica labores culturales que son específicas y que tienen por finalidad
exaltar la calidad de la producción.
4 Conducción del cultivo.
Sistemas de conducción
Si bien se utilizan variados
sistemas de conducción según los países productores (los que contemplan las
características climáticas y edáficas y las peculiaridades de capacidad y
productividad de los cultivares), en viticultura moderna se asocian criterios
que destacan la importancia del medio, de la aireación y la altura de los
planos de carga y distribución de la misma respecto al eje de la planta, lo
cual supone, cuando las condiciones lo permiten, la tendencia a sistemas de
conducción de mediana o gran expansión vegetativa, en especial esta última
orientación. Los sistemas de conducción deben permitir: separar los elementos
de carga (la uva no deberá tocarse) y facilitar la formación de un piso o
sector de vegetación separado de un piso o sector de fruta (las hojas no
deben tocar la uva).
En la República Argentina,
para la producción de uvas de mesa para exportación y mercado interno,
existe preferencia por algunos sistemas de conducción, modificaciones del
típico parral español. Esas modificaciones son el parral sanjuanino y el
denominado parral cuyano. Este facilita la mencionada separación entre hojas
y frutas, permite el ingreso de luz desde la cruz y facilita la aireación,
reduciendo efectos negativos por acción de plagas o enfermedades.
5 La poda
La poda es la operación o
conjunto de operaciones que, mediante la supresión total o parcial de
distintas partes de la planta (sarmientos, brazos, partes del tronco),
modifica el desarrollo normal de la cepa adecuándolo a las necesidades e
intereses del productor.
En la producción de uvas de
mesa, donde el objetivo es la consecución de alta calidad comercial, se
necesita asegurar una buena alimentación de los racimos, lo que se logra con
una poda rica, aumentando la superficie total de hojas; pero como ello
implica un correlativo aumento del número de racimos, es necesario (con el
objeto de eliminar la competencia entre ellos y asegurarles una buena
nutrición) proceder a su raleo al estado de inflorescencia para alcanzar un
nivel razonable de producción compatible con la alta calidad buscada.
Procediendo de esta manera se
reduce el efecto debilitante de la poda y se controla el derivado de una
carga excesiva que, por otra parte, no es la finalidad primordial en la
producción de uva de mesa.
La poda poco rica supone dejar
pocos cargadores muy largos o muchos que sean más bien cortos. Sin embargo,
en cultivos de uva de mesa siempre es aconsejable dejar cargadores largos (8-15 yemas) en las variedades de gran
capacidad (Superior Seedless, Thompson Seedless, Flame Seedless, Crimpson
Seedless) y medianos (5 a 8 yemas) en
las de menos capacidad (Red Globe, Cereza, Cardinal), con sus
correspondientes pitones.
5.1 Elementos de poda
Pitón. Contiene normalmente dos yemas
principales (hasta tres yemas). Va por debajo de la guía, porque se usa como
elemento de renovación y/o para carga.
Cargador. Contiene mayor número de yemas que
el pitón según la variedad. Se emplea como unidad de carga.
Sarmiento equilibrado. Es aquel bien agostado, cilíndrico, de tamaño medio (1,50 m -1,70 m)
de yemas globosas. Tiene alta fertilidad de yemas y alta cantidad de racimos.
Sarmiento débil. Es aquel de tamaño y diámetro reducido con yemas pequeñas. En
general, tiene pocas reservas y tendrá pocos racimos, porque la inducción de
inflorescencia no ha sido buena. Esto se debe a una deficiencia en la
alimentación de las yemas.
Sarmiento vigoroso. Es aquel de diámetro y longitud excesiva,
son aplanados, no cilíndricos. Sus
yemas son chatas y con forma triangular En general son de baja fertilidad. A
veces para frenar el vigor debo recurrir a prácticas de manejo como
disminución del riego o ajusta de la fertilización.
5.2 Elección de los elementos de
poda
Deben
preferirse los sarmientos maduros y sanos, de mediano vigor. No utilizar
sarmientos de excesivo vigor. Para el cargador se debe utilizar madera de un
año que se encuentre sobre madera de dos años. En el caso de utilizar pitones
para renuevo, se pueden dejar sobre chupones bien ubicados.
5.3 Riqueza de poda
La
riqueza de poda se refiere a la cantidad de yemas principales que se dejan en
la planta después de la poda, independientemente del tipo de poda que se
realice. Para vides de vinificar y sistemas de conducción como el espaldero,
algunos valores referenciales son los siguientes:
1
Poda muy pobre. Cuando se dejan
no más de 8 yemas por planta.
2
Poda pobre. Cuando se dejan de
3
Poda mediana. Cuando se dejan de
4
Poda rica. Cuando se dejan de
5
Poda muy rica. Cuando se dejan
más de 40 yemas.
En
sistemas de conducción de gran expansión vegetativa (parrales) y cuando se
utilizan variedades de mediano a gran vigor (también para vinificar), los
valores considerados anteriormente se modifican, pudiendo en términos
generales responder a la siguiente escala:
1
Poda muy pobre: cuando el número
de yemas no supera las 18.
2
Poda pobre: cuando el número de
yemas oscila entre 18 y 32.
3
Poda mediana. Cuando el número
de yemas se encuentra entre 32 y 48.
4
Poda rica. Cuando el número de
yemas está entre 48 y 72.
5
Poda muy rica. Cuando el número
de yemas es mayor a 72.
Estas
dos escalas, han sido elaboradas estimando valores medios aceptables, de
aplicación general y con el fin de dar valores de referencia a los
viticultores. La riqueza de poda asignada a una planta, será el resultado de
la observación atenta del podador, en cada caso particular, considerando las
características de la variedad y las posibilidades que brinda el medio en el
que se cultiva la planta.
5.4 Riqueza de poda en variedades de uva de Mesa
Los
cv. FLAME SEEDLESS, PERLON, ALFONSO
LAVALLE, RED GLOBE se pueden conducir también en poda corta de
5.5 Determinación de la carga
Depende
de las condiciones de suelo y de manejo, en cada finca, la variedad y
capacidad de las plantas. Hay que tomar como punto de referencia la edad de
la planta, la variedad y las condiciones ambientales del lugar. El podador
debe observar la capacidad de crecimiento de la cepa, determinada por la
cantidad y calidad de madera producida, analizando al mismo tiempo, la poda
del año anterior.
Si
el conjunto muestra buena cantidad de madera y un vigor normal, el podador
podrá deducir que la poda del año anterior ha estado de acuerdo al estado
general de la planta, debiendo en este caso, respetarse la poda anterior.
Si
los brotes de una planta tienen 1,50 m y un porcentaje de brotación superior
al 75% se trata de un sarmiento equilibrado. En Australia se determinó que
una longitud de 1,50 m de brote es adecuada y que el número de hojas por
brote debe ser de
En
casos donde la cepa manifieste síntomas de debilidad, con sarmientos cortos y
delgados, se estará en la evidencia de que la poda del año anterior fue muy
rica. Para restituir el equilibrio perdido, habrá que dejar menor número de
yemas.
5.6
Índices en Sarmientos débiles y vigorosos (vides de vinificar)
1
SF[1]
de hojas de Brotes. 160 cm2 vigor excesivo. <80 cm2 vigor pobre.
1
SF de hojas de Feminelas. >
50 cm2 vigor excesivo. < 25 cm2 vigor pobre.
2
Longitud de brotes. >
3
Número de nudos por brote. > 25 vigor
excesivo. < 10 vigor pobre.
4
Número de feminelas por brote. > 8 vigor
excesivo. < 3 vigor pobre.
5
Relación área foliar /
producción. >
6 Operaciones en verde
6.1 Desbrote
Como su nombre lo indica, el
desbrote consiste en la eliminación de todos los brotes mal ubicados, en
especial aquellos situados en la cruz, el tronco y los brazos, y siempre que
no se prevea su futura utilización (renuevos). De esta manera, se excluyen
todos los brotes que están en posiciones indeseables, debiendo
considerárselos superfluos y competidores de aquellos que verdaderamente
interesan.
La aparición de un gran número
de chupones que tienen un crecimiento vigoroso es generalmente signo de mal
aprovechamiento de la capacidad de la cepa para producir fruto o, en otras
palabras, que la poda es incorrecta. Bastará hacer una poda más rica (mayor
número de yemas) para corregir esta situación.
Regla práctica:
Eliminar brotes dobles (dejar sólo uno, el que tenga racimos o
los mejores racimos) y brotes ciegos.
También se elimina el brote de la
punta cuando no tiene uva, además de los chupones mal ubicados.
6.2
Despunte o pellizco del brote
En esta operación se elimina la porción
terminal del brote, cortando con los dedos los últimos 10 a 15 centímetros.
El momento de efectuarla coincide con plena floración. El objetivo de la
práctica es procurar el mejoramiento del cuaje en aquellas variedades que
naturalmente producen corrimiento como Moscatel
Rosado, Alfonso Lavallee y Cardinal. La detención del crecimiento del
brote, que es temporal, determina una mayor concentración de alimentos en la
zona de los racimos y la consecución del propósito perseguido. Se aconseja en
variedades de cuaje irregular o cuando las condiciones climáticas durante
la floración no son las adecuadas (tiempo lluvioso y frío).
6.3 Raleo
El raleo es una práctica que
consiste en la supresión de una cierta cantidad de racimos antes de la
floración, o después del cuaje, como también de granos o grupos de granos (a
esta práctica se la suele denominar poda del racimo), con el objeto de
mejorar la calidad de las uvas. La finalidad es obtener uvas de mesa de
racimos y granos más grandes, de gran uniformidad en tamaño e intensidad de
color. También se pretende, y se logra, un adelanto en la madurez y una
distribución armónica de los granos.
6.3.1 Raleo de inflorescencias
Se realiza el raleo de
inflorescencias desde la aparición de los racimos hasta un poco antes de la
floración, preferentemente cuando han adquirido suficiente tamaño como para
poder apreciar su conformación y determinar cuáles deben permanecer en la
planta. La eliminación es manual o mediante el uso de tijeras. Este tipo de
raleo se aconseja en ciertas variedades que presentan tendencia al
corrimiento y además a una cierta desuniformidad en el tamaño del grano,
entre ellas Moscatel de Alejandría,
Cardinal, Alfonso Lavallée y Moscatel Rosado.
El raleo antes de floración
determina un mayor flujo de sustancias elaboradas, principalmente hidratos de
carbono, a los racimos remanentes, lo que se refleja en un cuaje más
uniforme. Si la zona es propensa a
heladas tardías, no se aconseja esta práctica hasta que no termine el período
de riesgo, el que puede ser hasta principios de noviembre para algunas
zonas de la región Cuyo.
6.3.2 Raleo de racimos cuajados
Contempla la eliminación de
racimos después que se ha formado el grano. El criterio que se debe respetar,
como regla general, es dejar un racimo por brote. Esta práctica no incide en
el cuaje pero sí en el largo y peso del racimo, volumen y peso del grano,
intensidad y uniformidad en la coloración de los granos a madurez y en un
adelanto de la maduración. 25 a 35 racimos por planta es una cantidad
correcta para lograr máxima calidad en cuanto a calibre, precocidad y color,
entre otros.
Regla práctica: 1 racimo por brote.
6.3.3 Raleo de granos, o poda del racimo.
El objetivo de esta práctica es dejar un
racimo suelto, con movilidad. Se lo efectúa en la mayoría de las variedades
de mesa, en especial en aquellas con tendencia a producir racimos demasiado
compactos; cuando por la acción del raleo de racimos, la incisión anular y el
uso de los reguladores de crecimiento, hay una marcada tendencia a la
producción de racimos apretados. Consiste en eliminar bayas de la parte
interna del racimo próximas al raquis, o algunas laterales de las
ramificaciones. El efecto buscado es lograr el máximo tamaño de los granos,
sin que se produzca la compresión entre ellos. Tampoco el efecto contrario;
es decir, que se vean los racimos demasiado paludos.
Entre las técnicas más usadas se nombran:
espina de pescado y cintura o 3-4-3. En el primer caso, con dos dedos y
sosteniendo el racimo desde el extremo final, se eliminan todas las alas que
tocan los dedos en un recorrido ascendente. Se aplica en Superior Seedless, Flame
Seedless, Thompson Seedless y Crimpson Seedless. De esta forma, por ejemplo, en Superior
Seedless, un racimo de 150 a 170 bayas queda con 90-100 bayas que, a razón de
5 g/baya, logra un peso promedio de 450 g - 500 g. En el caso de cintura o
3-4-3 se dejan las tres primeras alas, se eliminan las 4 siguientes y se
dejan las tres del final del racimo. En Red Globe, suelen eliminarse las dos
primeras alas y se dejan las cinco o seis siguientes. En otro caso, se dejan
las cuatro o cinco alas superiores eliminando el resto. Todo esto dependerá
de la forma general de los racimos. Así, una Red Globe con 100-120 bayas (10
g/baya) quedaría con 70-80 bayas para un racimo final de alrededor de 700 g.
Realizar el conteo de bayas resulta útil para controlar la labor y garantizar
un posterior incremento en el tamaño de las bayas. Este trabajo se
complementa con el descole.
Regla
práctica: en variedades de bayas medianas se dejan de
90 a 100 bayas/racimo; en variedades de bayas grandes se dejan de 70 a 80
bayas/racimo.
6.4 Descole o despunte del racimo:
La regla general de corte es la que está
determinada por la longitud de una tijera desde el pedúnculo (se elimina
entre el 10 y el 30% de la longitud total del racimo, dependiendo de la
variedad). Se asegura una mejor apariencia.
Regla
práctica: regular la longitud del racimo según el
tamaño de la tijera de mano.
6.5
Deshoje
La eliminación de hojas adultas en la proximidad
de los racimos permite una mayor aireación e iluminación, que se traduce en
una mejor y más uniforme coloración, reduciendo además el riesgo de
podredumbre ante la ocurrencia de lluvias. En las cepas muy emboscadas se
aconseja eliminar entre el 10% y el 20% de estas hojas adultas, especialmente
las que cubren los racimos impidiendo el paso de la luz. No es recomendable
exceder el porcentaje indicado por lo que se debilitará la cepa. Se eliminan
todas las hojas que tocan a los racimos y, en etapas tempranas, la hoja
superior e inferior al esquilme para facilitar la llagada de caldos de
pulverización. Se debe tratar de evitar la remoción de la hoja que acompaña
al racimo. Según el sistema de conducción se suelen eliminar todas las hojas
del brote desde su base hasta el primer racimo.
Los vientos, hacen que las
hojas generen un daño (los bordes de las hojas son duros) sobre las bayas
marcándolas o produciendo un tipo de russet. Este daño se conoce como ramaleo
y es semejante al causado por trips,
con la diferencia de que los trips, al tener un aparato bucal raedor, hacen
una lastimadura o costra más profunda.
En variedades sensibles al
sol, como es el caso de Red Globe, la intensidad del deshoje y desbrote debe
ser menor que en otros casos.
Regla práctica: no eliminar la hoja que acompaña al
racimo. Eliminar la hoja superior e inferior al racimo, al igual que toda
hoja que posiblemente lo toque.
6.6
Desenredo de racimos – acomodado de brotes
Esta operación tiene por objeto soltar o
desenredar los racimos que están adheridos entre sí o a los alambres, brotes
o porciones de madera, con el fin de que cuelguen libremente y se desarrollen
normalmente sin sufrir deformaciones. Se
realiza luego del cuaje y simultáneamente con el raleo o con el despunte.
Esta labor permite una clara separación entre un piso de vegetación (por
encima de los alambres en parrales) y un piso de racimos (por debajo de los
alambres en parrales).
En el cultivo conducido en parral, cuando las
variedades son muy vigorosas y las condiciones de suelo óptimas, la cobertura
de la estructura es total y la parte inferior puede mostrar falta de luz y
aire, mientras que la humedad relativa se eleva con el riesgo de aparición
de focos de botrytis (podredumbre). En condiciones de poca luz y aireación,
la maduración se retrasa y el color (escribir sobre el color 100% y 80%) no
es uniforme. Para corregir esta situación se aconseja romper la continuidad
del techo vegetal, para que las condiciones y la evolución de la madurez
progresen satisfactoriamente.
En el centro del cuadrado determinado por la
ubicación de cuatro plantas se practica una poda en verde que deje una
abertura de 1 m2; es decir, que cada planta reduce su expansión en
25 cm2.
7 Incisión anular
La práctica denominada
incisión anular o anillado consiste en la eliminación de un anillo de
corteza, que puede efectuarse tanto en el tronco, en los brazos o cargadores,
como también en el brote herbáceo.
7.1 Efectos de la incisión
La extracción del anillo de
corteza, a cualquier nivel, produce la interrupción del descenso de
sustancias alimenticias elaboradas por las hojas. Como consecuencia, aumenta
la concentración de hidratos de carbono (azúcares), en el área por encima de
la incisión. Esta sobrealimentación forzada produce, según la época, un
efecto distinto. Esta práctica produce debilitamiento de las cepas.
7.2 Propósitos perseguidos con la incisión
De acuerdo con el desarrollo
del grano en el momento de efectuar la incisión, será la respuesta obtenida.
Esta práctica se realiza con el objeto de lograr alguno de los siguientes
propósitos: para mejorar el cuaje,
para aumentar el tamaño de los granos
o para adelantar la maduración.
Para mejorar el cuaje:
efectuada durante la floración, la incisión anular produce un incremento en
el número de granos cuajados, especialmente en variedades sin semilla.
Para aumentar el tamaño de los
granos realizada después del cuaje, cuando el grano está en período de rápido
crecimiento, produce en variedades sin semilla aumentos de tamaño del orden
del 30% al 40%. En variedades con semilla, el efecto es mucho menos intenso y
el resultado de su utilización es dudoso; por lo tanto, no es aconsejable.
Para adelantar la maduración:
cuando la incisión anular se practica antes de comenzar el envero, se logra
un significativo adelanto en la maduración, un aumento del volumen de los
granos y una gran uniformidad en la coloración. En San Juan, cuando esta
labor se efectúa entre el 25 de noviembre y el 10 de diciembre, se logran
cerca de 10 días de precocidad.
7.3
Labores que se complementan con la incisión anular
La incisión anular determina siempre un
aumento del peso y el volumen de los granos; por ello, en variedades con
tendencia a la excesiva compactación del racimo, esta práctica debe ser acompañada por el raleo de racimos y de
granos. Cuando se la utiliza para adelantar la maduración, debe ser
precedida por el correspondiente raleo de granos antes del cierre del racimo.
8 Medidas
para evitar el corrimiento
El corrimiento es un fenómeno normal, dentro
de ciertos límites. Cuando los excede, se constituye en grave y peligroso
defecto. En este último caso puede deberse a los siguientes motivos:
1 Causas externas (vientos cálidos de tipo
Zonda, lluvias, inestabilidad climática).
2 Características vegetativas y de manejo
(exceso de vigor y podas excesivamente severas o inadecuadas).
3 Características constitucionales de los órganos
sexuales de la flor (autoesterilidad determinada por infertilidad o baja fertilidad
del polen, asociada a la naturaleza física de los estambres).
4 Causas mecánicas, asociadas en algunos
casos a lo indicado en el punto anterior (dificultad para desprender la
caliptra o capuchón).
El corrimiento debido a causas externas es
incontrolable y sólo puede atenuarse su intensidad en forma muy limitada,
como en el caso de períodos de floración lluviosos y fríos en los que puede
recurrirse al despunte o pellizco de los brotes fructíferos. Cuando es debido
a condiciones vegetativas o de manejo de las variedades es posible evitar
el corrimiento, o llevarlo a límites prácticamente normales, adecuando la
intensidad de poda a la capacidad.
9 Reguladores de crecimiento
La aplicación de reguladores de crecimiento,
según la época del año, logrará tres efectos diferentes: 1) alargar el
raquis, obteniendo un racimo más suelto; 2) raleo de flores, lo que reduce
compactación y evita el trabajo de raleo de bayas y 3) aumento del tamaño de
bayas.
Para alcanzar el primer objetivo se usa ácido giberélico, a razón de 10-20 ppm,
antes de la floración. Esta aplicación se puede combinar con aplicaciones
de boro y zinc para mejorar el cuaje en variedades en las que mejora el tamaño
de la baya por una mayor presencia de semillas; como es el caso de Red Globe.
Se logra ralear flores, segundo propósito, con ácido giberélico, una o dos aplicación a inicio de floración y en
plena floración, con dosis de hasta 15 ppm. En este momento en la
pulverización se suelen combinar nutrientes como magnesio y hierro, además de
productos fitosanitarios. El aumento en el tamaño de bayas se logra con dos o
tres aplicaciones de ácido giberélico
(20 ppm) cuando las bayas alcanzan de 4 mm (primera aplicación) a 9 mm (última aplicación). No es
conveniente realizar más de dos aplicaciones con este objetivo y no es
conveniente aplicar/repetir luego de que las bayas alcanzan 10 mm ya que se
podrá producir fragilidad en el pincel y un posterior desgrane en cosecha y
poscosecha.
10 Sanidad del viñedo
El cultivo está expuesto a contraer diversas
enfermedades que localizan su acción en el follaje y/o los frutos,
produciendo daños que pueden ser de considerable importancia. En general, la
mayoría de las afecciones que se presentan en las plantas de vid son causadas
por hongos. En la producción de uvas de mesa las enfermedades más importantes
son: oidio, podredumbre gris, podredumbre ácida y peronóspora.
Para el tratamiento de estas enfermedades se
recomienda seguir las especificaciones de los productos registrados por
cultivo y enfermedad en CASAFE, como también las especificaciones o
normativas existentes en el país de destino. Cada cliente podrá tener sus
propias exigencias en cuanto a drogas permitidas, dosis y LMR[2].
A modo de sugerencia, se presenta una ilustración para indicar momentos de
control oportunos. Es muy importante que se tenga en cuenta que, llegando al
envero, no se deben realizar tratamientos fitosanitarios líquidos. Estos
podrán producir manchas, por lo que se aconseja usar espolvoreos.
Regla práctica: no realizar aplicaciones con azufre
polvo puro, cuando las temperaturas superan los 30 °C. Este debe ser diluido
con talco en una proporción de 10 kg de talco / 10 kg de azufre polvo. Aplicaciones de azufre sin talco, podrán
manchar la uva, si hay elevadas temperaturas.
10 Selección de racimos
Generalmente se necesitan dos o tres cosechas
(en Red Globe, más de tres) parciales para lograr uniformidad en apariencia. En
general, se determina el inicio de cosecha por la apariencia y por el contenido
de azúcar. En el primer caso se analiza el porcentaje de color cubrimiento
(en algunos casos de requiere 100% de color y en otros 80% de color[3],
en uvas rojas). También la tonalidad, la que podrá ser más oscura o clara
según el mercado. En el segundo caso, la cosecha debe iniciarse con 15 °Brix.
Se podría iniciar con 14 °Brix cuando la relación azúcar acidez sea 20:1.
11 Normas para efectuar la cosecha
Es necesaria efectuar la cosecha cuando la
temperatura de la uva y del ambiente es baja con respecto a las máximas probables.
La cosecha debe limitarse de mañana, después de levantarse el rocío y
prolongarse hasta poco antes de mediodía. Cuando se alcanzan 35 °C debe darse la orden de detener la cosecha
ya que bajo esa temperatura los procesos de deshidratación serán máximos y la
uva perderá calidad y vida poscosecha. La cosecha en horas de la tarde (momento
de ocurrencia de las máximas temperaturas) no es aconsejable.
Regla práctica: por cada hora que se demora la uva
en llegar al frigorífico, se pierde una semana de venta en destino, ya que se
acorta la vida poscosecha de la uva y se reduce su oportunidad de venta.
11.1 Manejo
del racimo
Los racimos deben manejarse tomándolos por el
pedúnculo; su corte debe efectuarse muy cerca del punto de inserción en el
sarmiento, para no modificar su forma y evitar una rápida deshidratación del
raquis.
La recomendación de manejar los racimos por
el pedúnculo debe ser estricta. Ello se debe a que el grano está recubierto
por una sustancia cerosa llamada pruína, que da al grano un aspecto aterciopelado
y que exalta la impresión de relieve. Si no se respeta esa norma, aparecen en
el racimo zonas lustradas lo que indica que el racimo ha sido manoseado y se pone
en duda la inocuidad.
Los racimos cosechados deben ser cuidadosamente
colocados en cajas plásticas (capacidad 10 kg) que deberán estar limpias y
secas (suelen colocarse hojas en el fondo). La cosecha debe ser rápida y mientras
las uvas están bajo el parral deben estar protegidas del sol.
Otras pulverizaciones
Boro y zinc. Se realizan aplicaciones de boro y zinc
antes de la floración para garantizar el cuaje y la formación de semillas en
variedades con semilla. Cuando mayor es la cantidad de semillas formadas,
mayor será el tamaño de la baya, por una mayor demanda de nutrientes
provocada por reguladores de crecimiento. Las dosis por hectárea son
variables según el producto. En los casos de fertilizantes foliares se
recomiendan de 2 a 3 l/ha.
Potasio. Pulverizaciones con potasio se aconsejan
poco antes del envero y hasta maduración, ya que facilitará la movilización
de azúcares hacia la baya y mejora la coloración en variedades rojas y
negras. Se recomiendan aplicaciones foliares con productos quelatados en 2 o
3 oportunidades hasta cosecha (2-3
l/ha).
Magnesio y hierro. Estas aplicaciones se pueden hacer
desde antes del cuaje y hasta pasado el envero. Se aconseja, cuando hubo
síntomas de deficiencia de hierro y magnesio o también síntomas de palo
negro, de 3 a 4 aplicaciones foliares
a razón de 250 g/100 l de agua.
Nitrógeno y fósforo. Estos dos macronutrientes, se
pueden aplicar en pulverizaciones foliares, complementando la fertilización
edáfica (la fertilización vía suelo no se puede reemplazar con
pulverizaciones foliares). Se aplica urea
o nitrato de amonio a razón de 100-150 g/100 l agua + 20-30 cm3 de
ácido fosfórico. Este último, además de aportar algunas unidades de
fósforo, reduce el pH del agua, lo que mejora la eficiencia de aplicación.
Estos nutrientes se pueden aplicar desde la brotación hasta la cosecha; sin
embargo, nunca se debe aplicar
nitrógeno durante la floración.
Estimuladores foliares. Estos se usan en concentraciones de
250 cm3 hasta 350 cm3
(según la expresión vegetativa), a inicios de la brotación y antes de la
floración; y más tarde, luego de la
floración hasta el envero. Logran optimizar el follaje, garantizando una
correcta provisión de azúcares.
Micronutrintes para color. Hay mezclas de nutrientes con
magnesio y potasio para mejorar el color. Las aplicaciones se realizan desde
cuaje o grano de arveja hasta envero a razón de 3 kg/ha.
Calcio. También se encuentran soluciones foliares
con calcio, que mejoran la crocantez y dan firmeza a la fruta. Se realizan dos aplicaciones antes del envero de 2,5
l a 4 l/ha.
Etephon. Este mejorará la coloración, aunque
un exceso producirá ablandamiento de la baya. La dosis recomendada es de 4 a 6 l/ha a inicios fines del envero.
Cianamida hidrogenada. Su uso favorece la brotación de
yemas de un modo parejo, por lo que se asocia a aumentos en la producción.
Además puede producir un adelanto en la madurez. La dosis de Dormex es 5% aplicado de 20 a 30 días
antes de inicio de la brotación.
Uso de generadores de dióxido de
azufre
Estos se utilizan como fungistáticos. Se debe
calcular, ya sea con generadores plásticos o de papel, 1 g de metabisulfito
de sodio por cada kilo de uva embalada. Según el tipo de generador y
embalaje, se deberá tratar de estar cerca de esta dosis. Cuando se usa más de
1 g de metabisulfito por kilo de uva, se pueden producir lesiones como
blanqueamiento. El generador de papel presenta dos fases: una lenta y otra
rápida. La lenta coincide con la zona o sector claro o plástico y la rápida
con el sector color marrón o de papel. En general los generadores plásticos o
de única fase, no dañan la fruta y se los considera de mejor acción que los
de papel.
Regla práctica: según el diseño del embalaje, el
generador podrá ubicarse por encima o por debajo, con la precaución de que
siempre la fase rápida o marrón quede hacia el lado de la uva. Cuando se
utiliza generador plástico, no hay que tener esta precaución y se coloca en
el fondo de la caja.
|
[1]
Superficie foliar.
[2]
Límite Máximo de Residuos
[3]
80% de color se considera cuando existe un aro algo más claro en la zona de
inserción del pedúnculo.
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