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domingo, 13 de noviembre de 2022

Recomendaciones técnicas ante daños provocados por heladas ¿Cómo armar una estrategia y qué factores tener en cuenta?

Recomendaciones técnicas ante daños provocados por heladas ¿Cómo armar una estrategia y qué factores tener en cuenta?

Luego de algún tipo de accidente climático surgen muchos interrogantes relacionados con el manejo del cultivo y estrategias para minimizar efectos nocivos. Sin embargo, son muy amplias las situaciones que se pueden generar, dependiendo del tipo de cultivo, variedad, zona y momento fenológico en el que se esté.

¿Qué es una helada? Desde el punto de vista meteorológico, se considera que se ha producido una helada cuando la temperatura del aire, dentro de la casilla meteorológica (a 1,5 m de altura) ha descendido por debajo de cero grado Celsius. Sin embargo, teniendo en cuenta un criterio agrometeorológico, se considera que se produce una helada cuando la temperatura ha disminuido lo suficiente para producir daños en los órganos vegetales.  Los daños, en general, se asocian a la formación de hielo en el interior de las células, lo que termina provocando su laceración y muerte. Así, todo órgano vegetal será más sensible (brotes jóvenes y flores) cuanto mayor contenido de agua tenga.

Grado de sensibilidad en vid a heladas (°C)
Yema dormida
Yema hinchada
Yema algodón
-17
de -6    a -12
de -3,8   a -8,9
Primera hoja
Segunda hoja
Tercera hoja
de -1,9   a -6,1
de -2,2   a -5,6
desde -1,1

En el año 2013, durante el mes de septiembre se registraron tres heladas entre el 16 y el 29, momento que generó mucha preocupación y un año que finalizó con una merma en la producción del 9% respecto a la cosecha anterior. Ante la situación, algunos especialistas en cultivo del INTA, se juntaron para establecer un criterio general al momento de tomar decisiones.

El caso de las hortalizas ¿Qué hacer? El comportamiento de las especies hortícolas (tomate, melón, ajo, entre otras), es diferente al de especies perennes como vid, frutales y olivo. Por este motivo, las recomendaciones sobre hortalizas podrán diferir del resto.
1 Regar de modo normal: se debe favorecer el crecimiento de la planta dañada. Seguramente estará sensible y necesitará un tiempo para reestablecer el crecimiento. Durante este período es conveniente que no le falta agua. Su déficit podría originar un nuevo factor de estrés.
2 En el caso de haber sufrido daños, se podrá emplear un producto químico basado en aminoácidos (anti estrés) con el objetivo de ayudar a la planta a recuperar las estructuras dañadas y fortalecer los aparatos fontosintéticos, los que proveen energía de crecimiento y mantenimiento.
3 Ante la posibilidad de una nueva helada y daños mayores, el replante se podrá retrasar hasta 15 días posteriores a la helada. Mayor demora generará heterogeneidad en el cultivo, lo que no es deseado para una buena cosecha.
4 En tomate para industria, cuando el daño es mayor al 20%, se recomienda hacer un replante de ser posible (existencia de plantines).
5 No fertilizar hasta que pase el riesgo de helada.

El caso de la vid. Al igual que frutales y olivos, la vid produce sus yemas fértiles en dos ciclos; esto significa que las yemas frutales futuras comenzaron su formación durante el ciclo pasado y debían completar su desarrollo este ciclo. Por tal motivo, no es posible recuperar la fertilidad perdida si los brotes murieron.
Cuando se haya verificado más del 50% de daño en los brotes se recomienda:
1 Continuar con los riegos normales para la época.
2 A los 25 días desde la helada, hay que evaluar la carga y recalcular la fertilización (cantidad y momentos).
3 No se recomienda la aplicación de productos foliares antiestrés u hormonas, como medida para recuperar el estado reproductivo, ya que no es posible.
4 En plantaciones nuevas, continuar con los esquemas de manejo normales.

Para reflexionar:
Cuando muere el brote, la contrayema podrá brotar y tener un nivel de fertilidad menor al de las yemas principales. Esto varía según el cultivar (Flame Seedless posee mayor fertilidad de contrayema que Superior Seedless y Sultanina).
Ante la existencia de un brote que no murió, pero que tuvo algún nivel de afección por la helada, la calidad de la fruta será menor.
Un brote medianamente afectado podrá presentar un efecto perjudicial sobre su fertilidad, en el siguiente ciclo a causa de fallas en procesos de inducción.

El caso de los olivos (es válido el criterio sobre formación de yemas para vid).
1 Regar con normalidad para no afectar el crecimiento.
2 Hacer un replanteo de la fertilización de acuerdo al nivel de daño y carga (cantidad y momentos).
3 No se recomienda el uso de productos foliares ni antiestrés.
4 En zonas con presencia de tuberculosis aplicar oxicloruro de cobre a razón de 400 g/hl, para evitar la infección de las lastimaduras originadas por frío.

Estrategias de defensa pasiva contra heladas.
1 Hacer control de malezas para favorecer la llegada de los rayos de sol al suelo y la acumulación de energía en profundidad. La presencia de vegetación uniforme juega un rol de aislante.
2 Regar para mantener el suelo húmedo. El alto calor específico del agua ayuda a transmitir energía en profundidad. El suelo no debe estar inundado porque el agua, por ser un excelente conductor, ayudará a enfriarlo rápidamente.
3 Un suelo trabajado es más poroso que uno no trabajado y su conductividad térmica disminuye.
4 Nunca selecciones especies tempranas o sensibles para zonas con alto riesgo de heladas tardías.
No regar para retrasar la brotación, como estrategia en zonas de riesgo, es una recomendación; sin embargo cuando comienza la brotación es imperioso comenzar los con los riegos, de otro modo se producirían problemas en los procesos fisiológicos de formación de órganos florales. Además, cuando el suelo está muy seco se puede producir un estrés en la raíz que perjudicará el crecimiento general de la planta. Una vez que la planta comenzó la brotación se debe regar.




martes, 8 de noviembre de 2022

Cálculo de la relación insumo/producto ciclo 2020-2021 para la producción de uva en diferentes destinos

 


Los productores suelen contar con parte de su producción, en kg de uva, para realizar inversiones o mejoras. En este sentido, se puede evaluar cómo varía la relación insumo/producto teniendo presente el destino de la producción, su valor y rendimiento por hectárea. Es decir, conocer con precisión la cantidad de kilogramos de uva que son necesarios para cada tipo de labor y facilitar procesos de planificación y gestión de costos. Se trabajó con 15 casos de productores de uva para diferentes destinos de Caucete, 25 de Mayo, 9 de Julio y Albardón. Se registró durante un ciclo completo los insumos consumidos por actividad-hectárea y también se registró la producción en kg/ha. Se asoció la producción a sus valores venales por destino al igual que los insumos consumidos durante un ciclo completo desde poda hasta cosecha. Se observó que siempre las variedades de menor valor (uvas comunes), se asocian a una mayor relación que las uvas de mayor valor (uvas de vinificar). Son necesarios desde 6.500 kg/ha hasta 14.500 kg/ha para alcanzar el punto de equilibro de un viñedo. Un valor menor a 10.000 kg/ha se relaciona con pérdidas, ya que no se alcanzaría a cubrir el costo operativo.


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