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viernes, 12 de julio de 2024

Mantenimiento de equipos de riego por goteo


Mantenimiento de equipos de fertirrigación[1]

Parte del éxito en el funcionamiento de un equipo de riego por goteo consiste en tenerlo en condiciones óptimas de operación en todo momento, lo que se consigue a través de una revisión e inspección permanente. Cualquier interrupción del plan de riego puede tener efectos lamentables para las plantas al producirse un déficit hídrico al romperse el bulbo húmedo.
La economía del sistema está relacionada con su mantenimiento. Los sistemas de filtración tienen una vida útil de 10 a 15 años; la tubería enterrada de PVC de 30 años y la tubería de polietileno de 10 años. En general, los mayores problemas se relacionan con las mangueras de riego, los goteros y los microaspersores.
Cualquier sistema de riego por goteo funcionará mal si no se lo mantiene limpio, aumentando su gasto energético. En este texto se abordará a) el mantenimiento de los equipos de riego en general y b) la corrección de obturaciones en el sistema.

Mantenimiento general de los equipos de riego

Los sistemas de fertirrigación deben ser inspeccionados periódicamente para detectar el taponamiento de emisores, pérdidas o roturas en las tuberías. Un programa de mantenimiento debe considerar: bombas, filtros, inyectores, válvulas, goteros, laterales y tuberías. Una forma de evaluar el funcionamiento del equipo es a través de la lectura del medidor volumétrico. Si este indica una variación menor al 10% es probable que existan goteros tapados. Por otro lado, si la variación es superior al 10% pueden existir roturas en la tubería.
Los equipos de riego se deben inspeccionar una vez al año, durante el otoño-invierno; comenzando por la observación de los finales de los laterales y los emisores. Así se pueden observar colores blancos (precipitación de carbonatos), marrones (presencia de hierro) y negros (obturaciones por microorganismos).
               
Tratamientos preventivos
Motores y bombas

Los equipos necesitan de una bomba para operar. En las de motores eléctricos hay que vigilar su temperatura, durante el funcionamiento, y ruidos anormales. Todos los años se deben revisar los rodetes y rodamientos. El mantenimiento de bombas incluye su lubricación, según las recomendaciones del fabricante. 

Filtros

Dentro del cabezal están los filtros. Estos deben ser desmontados al final de la temporada y observar el desgaste de sus paredes interiores y aplicar una pintura antióxido. También se deben inspeccionar los colectores de los filtros de arena y si están cristalizados hay que reemplazarlos. Es importante revisar la arena y cambiarla cuando los cantos están redondeados.
Con mayor frecuencia hay que observar los manómetros ubicados antes y después de los filtros. Una diferencia de presión normal es de 1 a 3 m, en filtros de grava. El aumento en la diferencia de presión indica taponamientos y cuando la diferencia sobrepasa los 6 m hay que hacer un retrolavado. En algunos casos, después del retrolavado, el manómetro[2] no aumenta su lectura; sin embargo, la diferencia de presión no disminuye, lo que indica una obturación severa y se debe cambiar la arena y realizar sucesivos retrolavados. Los filtros de mallas también deben ser limpiados y, si se les encuentra arena en estos[3], es posible que el colector esté roto.

Equipos inyectores

La erosión que causan los productos químicos que se aplican mediante los estanques inyectores a presión (en by-pass), hace necesario lavarlos al final de la temporada y, si están oxidados, se deben raspar y revestir con una pintura epóxica. Las bombas inyectoras con motor hidráulico requieren de un mantenimiento especial, debido a que están compuestas por muchas piezas móviles.  Por el contrario, las bombas inyectoras con motor eléctrico son más fáciles de mantener.

Válvulas

Los orificios y membranas de las válvulas solenoides e hidráulicas se deben limpiar frecuentemente, sobre todo si no traen protección, ya que fallan al tercer año.

Limpieza de goteros, laterales y tubería de riego

Los emisores deben ser revisados de forma permanente. En las tuberías de PVC, laterales y goteros se deposita carbonato de calcio y partículas pequeñas que atraviesan que producen obturaciones. La mejor manera de evitarlas es mediante la prevención. En la mayoría de los casos el problema se descubre cuando la obturación es grave, resultando más cara la limpieza de emisores y conductores. Las obturaciones físicas se pueden evitar con una adecuada selección de los elementos de filtrado; sin embargo, es muy frecuente que exista depósito de partículas en los emisores. Estos se limpian haciendo flushing; es decir con presiones de 3 a 4 kg/cm2 (30 a 40 m).
El lavado comienza en el cabezal y en la cañería de conducción principal, manteniendo cerradas las válvulas de las unidades de riego. Para esto se emplean tapones roscados que se colocan en los extremos de las tuberías. Una vez limpia la conducción principal, se repite el procedimiento en todas las cañerías laterales para que el agua fluya por los emisores. Como precaución, antes de cerrar el extremo de la tubería que se está limpiando, se debe abrir parcialmente el extremo de la tubería del siguiente sector, evitando sobrecargas en la red.
El lateral que contiene a los goteros se lava periódicamente, para lo que se le extrae el final de línea (8) y se deja que se purgue la tubería, eliminando sedimentos y restos de material extraño. En este momento es de suma importancia la inspección visual para determinar cómo está funcionando el sistema de filtrado. Pese exista un buen sistema de filtrado, siempre habrá cierta cantidad de sedimentos al final del lateral, de las líneas primarias y secundarias. También se determina la presencia de sustancias mucilaginosas que obliguen a realizar tratamientos químicos.
La frecuencia y el tiempo de duración de la purga de los laterales dependerán de la calidad del agua, frecuencia de irrigación y lámina que se entrega. Por ello es factible que se sugiera purgar, en algunos casos,  una vez al año y; en otros, una vez al mes. Este procedimiento, en general, se recomienda cada seis meses.

Prevención y corrección de obturaciones

Un taponamiento puede producirse por:
a) partículas que ingresan al sistema a través de la fuente de agua
b) partículas ocasionadas por transformaciones químicas
c) crecimiento biológico, una vez que ingresó el agua al sistema

Cuando el agua es de pozo pasa directamente a la red de riego y es normal que contenga partículas como limos y/o arena. Por otra parte, si las tuberías son de hierro se desprenden partículas de óxido. Si el agua está en un reservorio y/o atraviesa un depósito abierto se desarrollan algas que pueden pasar por los filtros, favoreciendo el desarrollo de bacterias en las tuberías y emisores (también causan taponamientos).
De este modo, las partículas que ingresan al sistema lo hacen a través de la fuente de agua. El agua subterránea aporta partículas minerales, especialmente arena y limo; en cambio, las aguas superficiales pueden contener todo tipo de partículas. La prevención contra las obturaciones comprende medidas preventivas relacionadas con el filtrado y el tratamiento del agua. Luego de que se produjo la obturación se debe hacer tratamiento del agua y/o aplicar alta presión con agua o aire.

Principales problemas y soluciones
Tratamiento químico del agua de riego

El tratamiento químico del agua de riego es parte del mantenimiento del sistema. Sales como carbonato de calcio y bicarbonatos se las trata con ácido sulfúrico. Este se lo suele combinar con con ácido clorhídrico, incorporándolo mediante inyección continua o en forma intermitente. De esta forma se logra reducir el pH a valores inferiores a 7,5; evitando precipitados.
               
Desarrollo de algas en superficies libres de agua

Las algas y bacterias forman sustancias gelatinosas en las tuberías y contribuye con la formación de agregados de limo. Al igual que otros microorganismos el crecimiento de las algas es mínimo en invierno como consecuencia de las bajas temperaturas. Sin embargo, en la primavera, por varias razones estas comienzan su crecimiento y el que continúa hasta el verano. La presencia de algas en los reservorios hace que los filtros de arena se tapen con facilidad por lo que hay que hacer retrolavados frecuentes.

Obturaciones producidas por microorganismos en el interior de las instalaciones

El desarrollo de microorganismos en el interior de las tuberías es un proceso complejo. Aunque se realice un filtrado minucioso, igual se desarrollan algas y aumentará la presencia de microorganismos que acumulan en los filtros, tuberías y laterales, formando una masa gelatinosa (mucílago) que tapona los goteros. Concentraciones de hierro en el agua de riego de 0,09 a 2 mg/l son suficientes para que se produzcan depósitos de hidróxido férrico. Además, si el agua contiene más de 0,1 ppm de sulfuros totales, la acción de bacterias filamentosas genera azufre elemental insoluble que se deposita sobre este tipo de bacterias. Como consecuencia se forma una capa que obtura los conductos de los emisores. Una característica importante de estas bacterias es que necesitan 0,1 ppm de oxígeno en el agua para sobrevivir; por ende, si se evita la entrada de oxigeno se eliminan los precipitados sulfurosos, lo que implica un funcionamiento continuo del equipo. Bajar el pH del agua a valores de inferiores a 3,5 evita que las bacterias filamentosas proliferen.

Obturaciones de origen químico

Estas ya se mencionaron: carbonato de calcio, sulfuro de hierro y de manganeso y metales hidróxidos. También algunos fertilizantes que se agregan al agua de riego pueden crear sedimentos.

Tratamientos preventivos
Para la prevención de precipitados es esencial el filtrado del agua de riego y su tratamiento con ácidos y alguicidas. En todo punto en que se inyecte abono a la red de riego, debe situarse un filtro de malla antes. La primera fase de cada riego y la última debe realizarse sin el agregado fertilizantes, para evitar los precipitados que se formarían al dejar el agua con el abono evaporándose en los goteros en los períodos entre riegos y, antes de aplicar por primera vez un abono, hay que mezclarlo en un vaso con el agua de riego y observar si se forman precipitados. En el caso de que exista un cambio de color o turbidez, no hay que usar ese fertilizante en el equipo de fertirrigación. Todos los años se debe limpiar el equipo a presión y realizar los tratamientos preventivos.

Tratamientos químicos

Para conocer la gravedad de una obturación por precipitados de carbonato de calcio es necesario un análisis químico del agua de riego y según la calidad de agua y el nivel de precipitaciones existen dos tipos de soluciones:

Preventiva: aplicaciones de ácido permanente, cuando el problema es grave.
Correctiva: aplicaciones de ácido en algunas oportunidades, cuando el agua es de mejor calidad.

Control de algas en reservorios

Un tratamiento eficaz es la aplicación de sulfato de cobre en dosis entre 0,05 y 2 mg/l de agua a tratar. En reservorios se utilizan concentraciones entre 0,5 y 1,5 g/m3 de agua. El sulfato de cobre se puede colocar en sacos con flotadores anclados en el fondo del depósito o extenderlo sobre la superficie del agua. Este último no se debe aplicar cuando hay tuberías de aluminio. Otros alguicidas de alta eficiencia son los quelatos de cobre.
La siembra de peces herbívoros, como el Salmón Siberiano (Eichornia crassipes l.), da buenos resultados para el control de algas, colocando protecciones en las cercanías de la toma de agua. Sin embargo, si se usan peces no se deben hacer tratamientos con sulfato de cobre.

 Control de algas en el sistema de riego

La clorinación es el tratamiento más efectivo para el control de bacterias. Cuando se agrega cloro al agua de riego parte de este se combina con la materia orgánica y el resto, llamado cloro libre, actúa como biosida. El cloro gaseoso y el hipoclorito de sodio se hidrolizan en el agua transformándose en ácido hipocloroso que es un agente oxidante actuando sobre el control de microorganismos. El clorhídrico es un ácido débil y es de menor efectividad por lo que se usa en dosis mayores. Para que ocurra la muerte de los microorganismos es necesario un tiempo de contacto mínimo de 30 minutos. El cloro debe ser introducido en el sistema antes del filtro de malla o de anillas. Antes de llenar cualquier tanque hay que asegurarse de que está limpio de cualquier residuo de fertilizante ya que puede ocasionar una reacción térmica perjudicial. Una excepción a este riesgo es cuando se ponen en contacto cloro y fertilizante dentro del agua de riego al realizar la inyección dentro del sistema de riego.
               
Se aplica bajo tres formas:
1         método continuo: a muy baja concentración. Es el más recomendado.
2         método intermitente: a alta concentración.
3         método del shock: con concentraciones muy elevadas (> 50 ppm).

La concentración de cloro, en la solución, decrece en el tiempo y cuanto más alejado se encuentre del punto de inyección. La concentración más baja se encontrará siempre en el sector más  alejado del punto de inyección.

Para lograr una concentración efectiva de cloro activo en el punto más alejado se recomiendan las siguientes concentraciones:

Objetivo de la clorinación
Método de aplicación
Concentración requerida (ppm)
  cabecera del sistema 
final sistema
prevenir sedimentación
clorinación continúa
3-5
0,5-1
clorinación intermitente   
10
1-2
limpiar el sistema
clorinación continúa
5-10
1-2
clorinación intermitente   
15-50
4-5

Si el objetivo de la clorinación es mejorar el rendimiento del filtrado, el punto de inyección se debe encontrar próximo al sistema de filtrado para asegurar una distribución uniforme. La concentración de cloro aguas abajo de la batería de filtrado debe ser superior a 1-2 ppm, cuando es por clorinación continua y tres veces mayor cuando es clorinación intermitente. Para una adecuada clorinación intermitente se debe seguir el siguiente procedimiento: a) comenzar el lavando del sistema y b) hace la inyección, preferentemente al comienzo del ciclo, c) el tiempo de contacto de ser superior a 30 min y d) para el lavado, al finalizar el proceso, se abre al final de la línea hasta que se salga agua sin cloro durante 1 h.

Hay que calcular el agregado de 10 l de hipoclorito por cada 100 m3/h y durante un tiempo de inyección de unas 4 h, dejando reposar 1 día. Esto se realiza para cada secuencia o turnado de riego. Cuando se realizan tratamientos preventivos con cloro debe lograrse una concentración 0,5 a 1 ppm de cloro libre a la salida del emisor más alejado, durante 45 min para garantizar su correcto accionar.

Control mediante tratamientos con ácidos

Para un menor costo se sugiere transportar el ácido concentrado empleando ácido clorhídrico, nítrico y sulfúrico. El ácido fosfórico, cuando es aplicado como un fertilizante a través del sistema de riego, actúa también como un método preventivo contra la formación de precipitados. Los tubos de PVC y los de polietileno son resistentes a los ácidos; mientras que el aluminio, el acero y el asbesto-cemento son dañados por corrosión. En todos los casos, luego de realizar un tratamiento con ácido, se debe continuar erogando agua hasta eliminarlo del sistema (1 h).


Aplicación de ácido a través de una bomba fertirrigación

El objetivo del tratamiento con ácido es de bajar el pH en el agua de riego a valores entre 2 a 3 durante un corto periodo de tiempo (12 a 15 min). Para ello se deben seguir las siguientes instrucciones:

1. Limpiar los filtros.
2. Purgar el sistema con agua limpia de la siguiente forma: primero la tubería principal, luego la de distribución y por último los laterales con los emisores. Se debe utilizar la mayor presión posible. Desactivar el regulador de presión y purgar los laterales de a uno por vez.
3. Combinar el caudal de agua dentro del sistema con la cantidad de ácido que será inyectado, mediante la bomba fertilizadora.
4. Calcular la cantidad requerida de ácido que será inyectado dentro del sistema para una concentración 0,06% en el agua de riego. En forma práctica se agrega 0,6 l de ácido por metro cúbico de agua y/o en dosis de ataque 1 l/m3 agua.
5. Inyectar el ácido en el sistema manteniéndolo durante 15 min desde que el sistema alcanzó su máxima presión de operación.

Los ácidos que se inyectan a una concentración del 0,6% son: ácido nítrico al 60%; ácido fosfórico al 85%; ácido sulfúrico al 65% y ácido hidroclorhídrico al 33 – 35%. Los ácidos más económicos son el ácido sulfúrico (ácido para baterías) y el ácido hidroclorhídrico (ácido para piletas de natación).



[1] INTA; Programa de Servicios Sociales Agropecuarios y Departamento de Hidráulica.
[2] Ubicado a la salida de los filtros.
[3] En este caso provendría del filtro de grava.

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