La vid es una liana; es decir, crece como una enredadera buscando las zonas más altas (puede tener hasta 30 m de altura). Si no se tiene la precaución de "volver hacia la cruz", la planta se "enmadera" y, de este modo, el recorrido de la sabia se hace más complejo, las yemas comienzan a tener problemas de alimentación y caen los rindes.
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