Las principales oportunidades de
mejora en la finca se centran en dos aspectos: 1) el manejo del recurso hídrico
y 2) el manejo de malezas. Hay cuarteles que se observan en punto de corte
(ingreso = costo). Esto está dado por la cantidad de fallas y presencia de hoja
de malvón o brazo muerto (enfermedades de madera). Este tipo de enfermedad no
tiene recuperación, por lo que hay que evaluar una reimplantación. Se aconseja
armar un plan de inversión con la eliminación de un cuartel cada tres
años.
Manejo de malezas: con herbicida y máquina debe regularse la velocidad de trabajo de 2 h/ha (control de picos y velocidad) con un gasto de 200 l/ha. En este caso, las dosis a respetar son:
Haloxifop metil (Galant) 3 l/ha o
Glifosato (Round up) 5 l/ha
El otoño es la época ideal para este control, ya que la planta (cañota), traslada el producto sistémico a sus órganos de reserva, muriendo desde su interior. Deben realizarse controles con plantas de 10 cm a 20 cm. En los casos en donde el crecimiento sea mayor, se debe hacer; primero, un corte con desmalezadora + motoguadaña y; segundo, aplicación del herbicida. El control de malezas, luego del receso invernal se inicia en septiembre y se deben hacer desde 4 hasta 8 intervenciones por cuartel/cuadro para un control efectivo. Se recuerda que las malezas, por competencia, reducirán la producción de un 20 a un 30%.
Figura 1. Alta infestación de
malezas en toda la finca.
Figura 2. Plantas con brazo muerto
u hoja de malvón. Enfermedad producida por hongos de madera que es lenta y
progresiva.
En algunos sectores se observan
plantas (sobre todo en Flame Seedless) con signos de estrés hídrico y un color
verde pálido amarillento. Esto indica una posible deficiencia de nitrógeno. Hay
sectores con pobre expresión vegetativa. Esto se puede atribuir a: 1)
diferencias de niveles; 2) problemas en la distribución del riego (el agua
llega al pie y si corta rápidamente) y 3) limitantes en la profundidad del
suelo (pie de arado o caliche).
Recomendación: realizar una calicata (abril) en los cuarteles D y H. Esta evaluación permitirá descartar problemas
de suelo o en profundidad y ajustar la labranza de primavera-verano. Por el
momento, no es aconsejable (por las altas temperaturas), rastrear-arar hasta
luego de la cosecha (abril-mayo). Se
debe armar un plan de fertilización que se calcule según la extracción
(t/ha). Para esto se requiere la siguiente información: cuartel / variedad /
distanciamiento / superficie / producción.
Se debe hacer un control del riego (tiempo de riego, tiempo de llegada de agua entre cabecera y pie, número de regueras abiertas de modo simultáneo). Es posible que hayan existido períodos de déficit hídrico con anterioridad, por lo que la planta muestra signos de crecimiento débil (entrenudos cortos) al inicio del ciclo vegetativo.
Figura 3. Planta con signos de
estrés hídrico y posible deficiencia de nitrógeno.
El vigor de las plantas de Flame
Seedless es adecuado para aplicar dry on vine o DOV. Este sistema permite la
producción de pasas con un ahorro en la mano de obra de hasta un 60% en tareas
relacionadas con la cosecha (leer compendio de experiencias de secado de uva en
planta, disponible en formato digital. Capítulo sobre recomendaciones para
armar un DOV).
En junio-julio, se debe realizar un ajuste de la poda con medición de peso de poda y medición de porcentaje de brotación para garantizar una producción acorde a la capacidad del viñedo. También, en otros sectores débiles, se debe hacer poda de rejuvenecimiento, sobre todo ante la presencia de braceros enmaderados.
En la variedad Flame Seedless realizar el último riego del ciclo a fines de febrero (si es posible con una fertilización poscosecha) y finalizar todos los riegos en la finca hacia principios de abril.
Se debe evaluar el potencial productivo
actual contra el potencial. La explotación tiene un potencial calculado de
580.000 kg/año.
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