En general, en riego por goteo, un déficit hídrico severo causa toxicidad por acumulación sales como boro y cloro. Las frecuencias de riego y la cantidad de
horas que se aplican, si son ineficientes, no permiten mantener a las sales en la periferia/borde
del bulbo húmedo.
Por otra parte, si se verifica un período de falta de agua durante un mes con seguridad se produjo la ruptura del bulbo húmedo y las sales
contenidas en los márgenes migraron hacia el interior de la zona de
exploración de raíces. Esta situación también produce el signo de toxicidad y secado de
hojas.
Recomendación general: en invierno, luego de realizar
las labores de control de malezas, poda, atada y roturación de sarmientos,
hacer un riego por inundación para producir un lavado de sales. A su vez, según
la evapotranspiración potencial de referencia (ETo) y el Kc del cultivo, se
debe hacer un nuevo cálculo de horas y frecuencia de riego por semana, teniendo
en cuenta las variaciones en los meses del año (a mayor incremento de la
temperatura habrá un incremento en el ETo y mayor consumo de agua).
Por la variación en el tipo de
suelo y el distanciamiento de los goteros, se supone que en los sectores más
arenosos no hay superposición del bulbo húmedo, lo que en el caso de aumentar
las frecuencias de riego y romperse el bulbo, las probabilidades de
salinización serían más graves.
Control de malezas: el momento ideal para hacer un
control de malezas es en otoño. Se pueden usar drogas selectivas (por la ausencia
de polainas), como haloxifop metil (3 l/ha) o quizalofop etil (3,5 l/ha). Luego,
en primavera, el control de malezas debe iniciarse cuando estas tienen 10 cm de
altura con aplicaciones que cubran el 100% de la superficie.
Figura 1. Formación del bulbo
húmedo luego de una hora de iniciado el riego. Se observa que las raíces
nuevas, aún están fuera de la zona de mojado. Las raíces son superficiales y se
concentra el 80% en los primeros 30 cm.
Figura 2. Presencia de retortuño o
espina blanca en la hilera. Esta es una maleza indicadora de salinidad.
Figura 5. Plantas con signos de
intoxicación por cloro. Primero se produce una necrosis marginal, luego se seca
el limbo y, por último, se cae, dejando expuesto el pecíolo.
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