Una tormenta de granizo, dependiendo de la época del año y estado vegetativo de las plantas, puede provocar daños en troncos, sarmientos, brotes, follaje y fruto. Hay situaciones en las que el daño es grave y afecta el 100% de la producción o más, ya que daña las yemas que fueron inducidas como frutales y que representan la producción del siguiente ciclo.
En los casos en los que la incidencia de la granizada fuera baja, existe
una alta proporción de hojas y frutos dañados. Las lesiones en hojas implican
una menor taza de acumulación de azúcar en las bayas, retrasando el proceso de
maduración. Sin embargo, en los racimos, luego de envero y hasta cosecha, se
produce una situación de inestabilidad ligada a: 1) la presencia de azúcar y 2)
una herida abierta (lesión), que permite el ingreso de agentes patógenos
causales de podredumbres.
Se
pueden generar estrategias de acción para reducir los efectos negativos del
granizo que incluyan la realización de tratamientos químicos (pulverizaciones y
espolvoreos) y/o alternativas no químicas centradas en aspectos
organizacionales, seguros o adelantar la cosecha.
Figura 1. Uvas afectadas por piedra y un efecto secante por la aplicación de tratamiento fitosanitario.
En
general; cuando se producen condiciones de inestabilidad relacionadas con las
lesiones de las uvas y la presencia de azúcar, se trata de pudriciones
secundarias y, al no realizar acciones preventivas, se podría desencadenar un
proceso de pérdida total.
Al
momento de decidir la realización de un tratamiento fitosanitario hay que tener
presente el destino de la producción, nivel de daño en bayas y tiempo de
carencia del producto, entre otros como la fecha de cosecha estimada.
Muchas
alternativas químicas no podrán ser empleadas, por sus prolongados tiempos de
carencia. No obstante; hay productos desinfectantes que poseen cortos periodos
de carencia que impiden el inicio de podredumbres. Existiendo la evidencia de focos de pudrición
es necesario un tratamiento químico con pulverización o espolvoreo. Las recetas secantes con espolvoreo, en
general, emplean productos con bajo tiempo de carencia u orgánicos (tierras de
diatomea, cal, talco, oxicloruro de cobre y azufre [1]).
Las
alternativas no químicas se centran en acelerar la cosecha, lo que no sería
posible si las uvas no tienen contenido suficiente de azúcar. Por otra parte, si
las hojas fueron lesionadas el proceso de maduración se demoraría más de lo
común.
Cuando
cae piedra y los daños son graves, los productores se preguntan si es necesario
podar para recuperar la planta. El INTA, a través de ensayos realizados en uva
de vinificar y otros destinos, recomienda no podar.
Estudios realizados respecto a poda luego de una pedrada
El día 3
de diciembre del año 2002, en San Juan, se produjo una granizada [2] en
los departamentos de San Martín, Caucete, Angaco y 9 de Julio que afectó gran
parte de la superficie cultivada. En vid para consumo en fresco, las pérdidas
fueron del 100%. Por lo ocurrido, desde la EEA San Juan - INTA, se realizó una
evaluación de recuperación de plantas con diferentes niveles de poda en verde
para la variedad Superior Seedless, replicando el mismo estudio en uvas de
vinificar.
Según
los estudios realizados, los tratamientos que tuvieron mayor intervención en
verde, luego de la granizada (poda mixta y poda de pámpanos a dos yemas),
fueron los que presentaron mayor porcentaje de guías sanas al momento de la
poda invernal. Sin embargo, al evaluar el número total de brotes, número de
brotes de yemas francas y número total de racimos, los mismos tratamientos
mostraron los valores más bajos respecto a estas variables. A su vez; los
tratamientos con menor intervención en verde luego de la piedra fueron los que
presentaron los mayores valores en producción y calidad.
Por lo
tanto; comparando plantas sin intervención en verde respecto a plantas podadas luego
de una pedrada, no se justifica realizar
esta práctica en cuanto a rendimiento, calidad y costos.
¿Qué hacer?
La
recomendación técnica, cuando ocurren granizadas tempranas es no podar en verde
ya que a la semana se producirá un rebrote de pámpanos y, en 20 o 30 días más,
la planta habrá formado un gran número de hojas que compensarán las pérdidas
por el accidente climático. Además; la recomendación de realizar tratamientos
fitosanitarios en vid se centra en desinfectar las heridas de la planta
provocadas por la piedra y favorecer procesos de cicatrización en brotes y
sarmientos. Esta acción puede lograrse con oxicloruro de cobre en altas dosis (hasta
7,5 kg/ha) y/o la aplicación de otros fungicidas de amplio espectro como folpet
(1,6 kg/ha). Si la uva contiene azúcares, ya que inició su proceso de
maduración, una pulverización con dióxido de cloro aplicado en pulverización (1
l/ha – producto fungistático).
No lo
dude; si sus plantaciones sufrieron una tormenta de granizo y no hubo pérdida
total, haga un control fitosanitario conveniente. Para eso consulte con su
Ingeniero Agrónomo de confianza o vaya a la agencia de extensión del INTA más
cercana.
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