Variedades: Cereza, Pedro Giménez, Sultanina,
Flame Seedless y Fiesta
Observaciones y recomendaciones
En general, la finca se observa con
alto potencial productivo; sin embargo, sus suelos son pesados, hay signos de
salinización relacionados con un mal manejo del agua de riego y la mayoría de
los viñedos muestran signos de envejecimiento derivado de criterios de poda sin
renovación. Se establece un potencial productivo de 1.000.000 kg para la
finca (30 ha cultivadas), como una meta a alcanzar haciendo mejoras.
Cereza y Pedro Giménez. Estos cuadros son los que mayores
signos de decrepitud muestran. Se debe armar un plan de reconversión (de 5 a 10
años), e ir arrancando e implantando a una tasa de 1 cuartel/año o 1 cuartel/2
años. Esto está ligado a la capacidad de inversión (se recomienda calcular una
evaluación de inversión). Se debe iniciar la reconversión productiva por los
cuarteles que se encuentran en punto de corte (ingreso=costo). Para ello
se debe analizar las producciones de todos los cuarteles y determinar el orden
en el que serán repuestos/eliminados.
De esta forma se podrán generar
tres criterios:
I) Cuartel a levantar/arrancar de modo inmediato: criterio de manejo de mínimo costo
y máxima extracción, haciendo podas a pitón (máxima cantidad de pitones por
bracero – menor costo de poda), sin realizar sin ningún tipo de renovación.
II Cuartel a arrancar en el mediano plazo: también se debe aplicar un criterio de máxima
extracción; sin embargo, es conveniente hacer una regulación de la carga
(yemas/planta a dejar), según la capacidad de productiva.
III Cuartel a arrancar en el largo plazo: bajo el mismo esquema de mínimo costo, se
puede aplicar un criterio de podas mixtas y regulación de carga con una renovación
mínima (eliminación de un bracero enmaderado y mal ubicado por año con
redistribución de elementos de carga en el resto de los braceros).
Se observan parcelas que, aún
envejecidas, muestran signos de vigor, por lo que su capacidad
productiva ligada a un buen manejo del suelo y el riego pueden aumentar a un
nivel casi normal (35 a 40 t/ha).
Rebrotes.
Se observan brotes con crecimiento activo. Esto indica que existe un desequilibrio y una pérdida energética para la planta. Los
brotes no deben crecer en el otoño y la planta debería estar transportando
sustancias de reserva hacia el tronco y las raíces. Estos nuevos crecimientos,
no alcanzarán a madurar y se necrosarán (se pasman), con la primera helada. Se
recomienda ajustar la fertilización, regular el riego y regular la poda para
equilibrar la planta.
En todos los casos recuperables o
de largo plazo, la cruz debe quedar
libre para permitir el ingreso de luz y aire. Sólo se debe dejar hasta un pitón por bracero, si es
necesario y si está bien ubicado (horizontalizado y hacia afuera, nunca
hacia arriba y/o hacia adentro).
Sultanina. Se trata de un cuartel envejecido
con pocas probabilidades de recuperación. Es una variedad temprana por lo que hay
que hacer podas tardías y largas (cargadores de 12-14 yemas), para reducir el
riesgo de daño por heladas tardías. Se recomienda un esquema de costo mínimo
hasta su arrancado.
Flame Seedless. Estas plantas muestran buen vigor
y un comienzo de procesos de enmaderamiento por malas podas. Hay que hacer
renovación y regulación de carga.
Fiesta. En este caso, las plantas presentan excelente
expresión vegetativa. Sin embargo, a diferencia de Flame Seedless, estas no
poseen fertilidad de yemas basales, por lo que son propensas a daños por
heladas tardías (la zona es fría). Hay que hacer podas de rejuvenecimiento
(eliminación de un bracero por año), podas largas (hasta 15 yemas), regulación
de carga según peso de poda (de 35 a 40 yemas por kilogramo de madera del año)
y podas tardías (mediados de agosto.
Importante: para evitar que se envejezca la planta se debe eliminar un
bracero enmaderado por planta y por temporada, redistribuyendo el elemento de
carga en los restantes braceros. A su vez, se debe tratar de que los elementos
de carga se aproximen a la cruz (seleccionar los que estén más cerca). Siempre son preferibles sarmientos dorados de
yemas globosas.
Cambios en el manejo
Manejo del suelo. Se realiza una
labranza tradicional (arado a los cuatro vientos), en temporada de
primavera-verano. Dado que se trata de suelos pesados, esto no es conveniente
porque favorece la compactación del suelo y formación de pie de arado.
Recomendaciones: se debe aplicar un criterio de labranza mínima, con agregados de
materia orgánica (monte, orujo, guano, entre otros). La labranza se debe
restringir al otoño-invierno. Las labores de primavera-verano se relacionan con
pulverizaciones y control de malezas o fertilizaciones, únicamente.
Labranzas de otoño-invierno
factibles para incorporación de materia orgánica
1 Subsolar melga por medio año por medio (en invierno), hasta 1 m de profundidad (regla: potencia
de tractor 1 HP/cm); por lo que se necesita un tractor de 100 HP o más de una
pasada en la misma línea hasta alcanzar 1 m de profundidad. Luego, con
zanjeador, garantizando 60 cm de profundidad, hacer agregado de materia
orgánica.
2 Hacer hoyos con hoyadora de 90 cm de largo y
30 cm de diámetro. Dos hoyos por planta en la melga o en la hilera, a 60 cm
desde el tronco. Los hoyos deben ser rellenados con materia orgánica (guano,
monte, orujo agotado o una mezcla de ellos, siendo ideal el guano de cabra).
3 En una plantación nueva, en la
melga y nunca sobre la hilera, se debe
garantizar 1 m de profundidad para el crecimiento de la raíces. Por este
motivo se recomienda en uso de subsolador a 1 m de profundidad en todas las
melgas y cruzado. Esto romperá capas compactadas, caliche, pie de arado y
facilitará el drenaje.
4 En todas las plantaciones nuevas
se recomienda hacer una calicata
para evaluar las labores de suelo y solucionar, antes de la plantación,
posibles problemas en profundidad.
Estado fitosanitario. Se observan hojas con signos de peronóspora en estado
detenido. Esto se asocia a
una densa cobertura de la canopia, alta humedad en el interior del parral y
poca aireación. El inóculo (esporas del hongo), quedará en la hojarasca del
suelo. Por este motivo hay que estar atento a las condiciones climáticas del
siguiente ciclo vegetativo y realizar un tratamiento fitosanitario temprano y
específico para esta enfermedad, con un producto sistémico. Se debe respetar la
dosis (siempre expresadas por hectárea), conocer el volumen erogado (l/ha de
agua) y hacer las aplicaciones en los momentos oportunos (máxima vulnerabilidad
de la enfermedad).
Riego deficitario. Hay, en toda la finca, signos
de intoxicación con cloro (margen necrosado de la hoja y/o hojas secas que
se caen, quedando sólo el pecíolo), y boro (puntos negros que se
acumulan en el margen de las hojas). Esto se relaciona con un riego deficitario
(frecuencia o lámina de riego insuficiente) o la falta de un requerimiento de
lixiviación (lavado). También esto se asocia a vueltas de riego superiores a 30
días y unidades de riego de gran tamaño. Se recomienda: cambiar la
distribución del riego (en la actualidad es a manto o por inundación) y reducir
el tamaño de las unidades de riego abordando todas melgas y/o hileras.
Además, hay que hacer un control en los niveles, ya que se detecta un riego
en contrapendiente desde la acequia principal en el centro del cuartel
(riego hacia ambos lados).
Figura 1. Formas de armar bordos
para sistematizar el agua de riego, aumentando la eficiencia de aplicación.
Importante: para facilitar la maduración de los sarmientos, es necesario
programar los riegos para que finalicen a comienzos de abril, obligando a la
planta a detener su crecimiento y, así, evitar que quede agua en el tronco lo
que puede provocar la muerte de la planta.
Importante: de continuar con los riegos seguirá circulando la sabia
y, llegada la primera helada, podrá quedar agua en el tronco que por
congelación lacerará el floema (tejido vivo de conducción de savia elaborada).
De ocurrir esto, la planta podrá tener dos consecuencias: muerte parcial de la
parte aérea con lenta recuperación y/o muerte total de la parte aérea con
rebrote desde la base en la siguiente estación de crecimiento.
Manejo de
malezas. Durante primavera-verano no se debe usar rastra/arado para el
control de malezas. Esto se debe a que cada vez que el tallo de la cañota es
cortado genera nuevas plantas, agravando el nivel de infestación (una de las
principales malezas observadas). En esta época se puede hacer control de malezas con productos sistémicos
y selectivos. Es un momento de alta eficiencia porque la planta traslada el
herbicida hacia sus órganos de reserva subterráneos, garantizando su
muerte. Sin embargo, no se puede aplicar herbicida en la situación actual (1,5
m de altura de cañota y otras), sin antes usar una desmalezadora, no rastra (agrava el problema). Para el
siguiente ciclo productivo de debe armar
un programa de control de malezas con herbicidas sistémicos que contemple,
por lo menos, cuatro intervenciones por
cuartel, comenzando en septiembre y/o 10 cm de altura de malezas. Se pueden
combinar drogas para control de cañota y amor seco. Ya que se posee maquinaria,
el control de malezas es factible. Un control tardío (malezas de 15 a 20 cm),
aumenta el gasto en herbicida y el tiempo operativo.
Herbicidas sistémico para hoja
angosta (cañota y
chipica): haloxifop metil (dosis 3 l/ha); quizalofop etil (dosis 3,5 l/ha).
Regular el gasto de agua a 200 l/ha. Se puede mejorar la eficiencia de la
aplicación bajando el pH de la solución (uso de ácido fosfórico 20 ml/100 l de
agua).
Herbicidas no selectivo defoliantes: paraquat (dosis 3 l/ha). En este
caso, se debe tener cuidado de que no haya deriva.
Herbicidas sistémicos: MCPA 28% (dosis 1,5 l/ha). En
este caso, hay que tener precauciones extremas ya que se trata de un herbicida
de acción hormonal con alta volatilidad, por lo que no debe aplicarse con viento; de haber deriva, ocasionará lesiones
en la vid. La combinación de este con glifosato (dosis de 2 a 6 l/ha según la
infestación), es efectiva cuando en el cuartel hay una mezcla de diferentes
especies: cañota, chipica, cardo, amor seco y suspiro.
Cuando la maleza pasa los 30 cm de altura o más, se recomienda primero segar con desbrozadora (desmalezadora)
y luego aplicar el herbicida; así aumentará la eficiencia de aplicación
reduciendo la cantidad de caldo a emplear. Durante la primavera verano, es
factible formar un mulch vegetal y realizar control de malezas con
desbrozadora, teniendo en cuenta que la
capacidad de trabajo máxima de la máquina es de 0,5 ha/h a 0,3 ha/h. Con
este valor se puede armar un plan de trabajo que permita verificar la demora
en recorrer todos los cuarteles y el momento en el que se debe reiniciar la
operación.
Importante: para todos los casos de uso de herbicidas, la velocidad del
viento no debe ser superior a 10 km/h y las temperaturas de aplicación deben
ser menores a 25 °C. Nunca deben combinarse con urea ni gas oil. Iniciar el
control de malezas con 5-10 cm de altura con una cobertura del 100% de la
superficie.
Figura 2. Plantas envejecidas, con
signos de déficit hídrico y presencia de cañota.
Figura 3. Hoja con síntomas de
deficiencia de magnesio.
Figura 4. Brote con crecimiento
activo en otoño – signo de desequilibrio.
Figura 5. Plantas nuevas con
braceros enmaderados.
Figura 6. Plantas de la variedad
Fiesta con signos de buena expresión vegetativa y brotes de más de 2 m de
longitud.
Figura 7. Labranza tradicional para
control de malezas.
Figura 8. Planta con signos de intoxicación
con cloro por déficit hídrico.
Figura 9. Retortuño o espina blanca:
maleza indicadora de sales en el suelo.
Figura 10. Hoja con signos de
ataque de peronóspora en estado detenido.
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