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jueves, 24 de marzo de 2022

Effect of Pruning Severity on Yield, Drying Time and Wages in Flame Seedless Dry-on-vine and Traditional Raisin Production Systems in Argentina

Raisin grapes are potentially more profitable than wine grapes in San Juan, Argentina, although the traditional system of grape drying requires an extensive use of costly labour. Production costs might be reduced by adopting the dry-on-vine (DOV) raisin-making system, but the feasibility of DOV in Argentina has not been assessed, and neither have the costs and pruning schemes. Thus we determined drying time and yields, estimated wages per hectare, and determined the influence of pruning severity on Flame Seedless raisin grapes. A completely random design with six treatments and six replicates was used in the 2013 to 2016 seasons. The treatments comprised differences in the nodes per cane, nodes per vine, distribution of nodes, and sugar content. Descriptive statistics and variance analysis were calculated for fresh fruit weight, dry fruit weight, drying ratio and drying time. The leaf area and its relationship with dried fruit weight also were calculated. These data were processed with the Infostat program. The DOV system demands between 11 and 31 additional days during the drying period and reduces labour costs by between 38% and 64% compared to the traditional system. Long pruning with the same load of buds is better. Furthermore, the DOV system is not associated with a lower production and thus appears to be a financially sustainable alternative to traditional production systems for Flame Seedless raisin grape producers in Argentina.



Articulo publicado en 

South African Journal of Enology and Viticulture


S. Afr. J. Enol. Vitic., Vol. 39, No. 1, 2018

Uso de jornales en sistemas de producción de pasas de uva






miércoles, 23 de marzo de 2022

Calcule la fertilización


Diseños de riego gravitacionales


Secado de uva sobre estructuras con postes y alambres



Con el siguiente link, usted podrá acceder a información sobre armado de estructuras de secado de uva para hacer pasas.



¿Que pasa durante la cosecha de Cereza?

Cosecha de Cereza - Vid

En algunas situaciones se llega a la cosecha con los parrales con un alto desarrollo de malezas.
En esta época, para que puedan pasar los cosechadores, se para una rastra de discos eliminando cañota y chepica.

Este procedimiento puede tener consecuencias negativas:

1 Se puede producir ruptura de raíces superficiales, afectando la captación y acumulación de nutrientes hacia los órganos de reserva (troncos, brazos y raíces).

2 Se forman nuevas plántulas de estas malezas por la disección de sus tallos subterráneos, lo que agrava el problema.

 


 Es aconsejable realizar, en el caso de grandes infestaciones, de 6 a 8 intervenciones por temporada y por cuartel con herbicida, aplicando cuando las plantas no superan los 20 cm de altura.

Siempre se debe tratar de usar máxima concentración de herbicida: no más de 300 l/ha y hasta 6 l de glifosato.

La mejor época para el control de Cañota y Chepica es en otoño, luego de la cosecha.
En este momento, las malezas captan el acortamiento de los días y comienzan a enviar reservas (análogo a la vid) a sus órganos de reserva (tallos subterráneos).

De este modo, el glifosato (sistémico) que se aplique, migrará hacia los órganos de reserva, matando a la maleza desde su interior.

Es importante:
Luego de la cosecha realizar el ultimo riego junto a la fertilización poscosecha

No continuar con los riegos.
Si es posible, realizar un último tratamiento fitosanitario para conservar la hoja sana hasta su caída por frío.






¿Fósforo o Nitrógeno?

Cuando se plantea la realización de una práctica de fertilización poscosecha, muchos son los factores a considerar, entre los más importantes: a) los rindes obtenidos, b) factores climáticos condicionantes, c) disponibilidad de agua y d) tiempo antes de caída de hojas.

Sin agua, no se puede realizar la fertilización poscosecha; pero tampoco se puede plantear un in eternum en cuanto a oportunidad de riego: el riego debe tener una fecha en la que se termina y con esta se comienza el cierre del ciclo vegetativo y se prepara a la planta para entrar en dormición.

Junto al proceso de finalización de riego, se hace la última fertilización vía suelo. Toda fertilización implica la nutrición de la planta, lo que está asociado a la absorción de agua + nutrientes por parte de las raíces; esto es, el fertilizante debe estar solubilizado por lo que la fertilización debe realizarse de modo tal que se aproveche el agua de riego para formar esta solución, la que debe llegar a las raíces para ser absorbidas y cumplir con su objetivo: nutrir.

Una vez que el nutriente ingresó a la planta, puede seguir muchos caminos metabólicos. Lo más importante a tener en cuenta durante la poscosecha es que la vid estará preparándose para el invierno, estará preparándose para perder sus hojas, por ende, estará reservando todo lo que le sirva para brotar en la siguiente primavera. Justamente, luego de la cosecha de las uvas es cuando se produce un segundo pico en la tasa de crecimiento de las raíces para una mayor captación de nutrientes.

Una consulta frecuente está en el tipo de fertilizante y en las cantidades. Los tipos de fertilizantes están asociados al momento del año en el que el productor desea fortalecer un proceso fisiológico determinado: garantizar la correcta brotación, acelerar la brotación, garantizar el cuaje, garantizar el color, mejorar el vigor, evitar el palo negro, evitar las clorosis, entre otros.

En ningún caso se trata de cuestiones bíblicas o de fe, siempre se trata de cálculos matemáticos, extracciones a la tierra, interacciones con la atmósfera, crecimiento efectivo, daños o lesiones efectivas, sanidad de las plantas y según lo expresado; kilos por planta en: madera, brotes, hojas, raíces y frutos. Todo esto es conocido como capacidad productiva. Es posible mediante cálculo y mediciones determinar la capacidad de un parral o viñedo; sin embargo cada caso estará condicionado por situaciones que lo hacen único. Las generalizaciones pueden generar errores.

El nitrógeno, es el elemento que se consume en mayor cantidad por la planta, ya que toda su estructura lo necesita. Junto al fósforo y potasio, se lo considera macronutriente ya que son consumidos a razón de kilos por hectárea. El fósforo, se lo emplea en los procesos de transporte energético y se lo asocia al crecimiento de las raíces. Interviene en la transformación de adenosín trifosfato (ATP) en adenosín difosfato (ADP) y viceversa, lo que libera energía que es consumida por todas la células de las plantas, en donde sea requerido. Por este motivo es consumido en grandes cantidades. Por último, entre los destacados, está el potasio, que interviene en los procesos de maduración, transporte de azúcares, se lo conoce como anti estrés, ya que protege a la planta ante situaciones de sequía o temperaturas extremas.

Luego están los micronutrientes (algunos de ellos clasificados como meso nutrientes), consumidos a razón de gramos o miligramos por hectárea. Entre ellos, los más empleados son el calcio, magnesio, hierro, boro y zinc. Su uso está directamente relacionado a un proceso fisiológico o etapa fenológica, por ende, deberán ser usados en el momento que corresponda. En poscosecha, sólo se aplicará lo que la planta guarde para su próxima brotación, lo que implica que podrán ser necesario micronutrientes, según cada caso. Por ejemplo, si se observaron síntomas de carencia de magnesio y/o hierro, serán conveniente aplicaciones poscosecha. No tendrá sentido aplicar calcio, boro o zinc.

Volviendo a la pregunta inicial: ¿fósforo o nitrógeno?, esto dependerá de cada parral, de cada sector, de cada planta. No es una pregunta de fácil respuesta.

Se poseen herramientas y conocimientos para ajustar las prácticas agronómicas, cometer la menor cantidad de errores y optimizar los costos de producción. Se debe recordar que la fertilización es una práctica cara y no debe realizarse en exceso, porque además de incrementar los costos, podrá generar perjuicios ambientales y sobre el mismo cultivo.

La cantidad y tipo de fertilizante a emplear dependerá, en primera instancia de:
¿Qué producción tuvo en el último ciclo?
¿Qué variedad es?
¿Cuál fue su destino?
¿Cuál es el marco de plantación?
¿De qué fertilizante estamos hablando?

Sería lo mejor contar, para un mejor resultado, con un análisis de suelo. Todo esto responde a: mayor o menor extracción de nutrientes, mayor o menor exigencia en cuanto a tipo de nutriente, expresión vegetativa, distribución por hectárea, cantidad por planta y variaciones en la composición del fertilizante.

También hay otro grupo de preguntas que condicionan la fertilización:
¿Conocemos el contenido de nutrientes en el suelo? (análisis)
¿Sabemos si el riego es el correcto? (no puede haber buena fertilización con mal riego)
¿Conocemos el estado general del viñedo? (la expresión de las plantas comunica)
¿Sabemos si hay malezas? (siempre van a competir por agua y nutrientes)
¿Sabemos cómo es la distribución de raíces en profundidad? (calicata)

Cuando todas estas preguntas están respondidas se podrá generar un plan de fertilización que sea acorde a una estrategia de manejo que garantice un optimo costo, máxima producción, máxima sanidad (exceso de fertilizante debilita a la planta y facilita el ataque de hongos), entre otros.

Usted, con su plan de fertilización podrá definir:

Cantidad de nitrógeno que la planta, de modo efectivo, extrajo y por ende sabrá la cantidad de nitrógeno a reponer. Esta cantidad variará según el fertilizante que el productor elija y su composición. De este modo, si usted debe reponer 100 kg de nitrógeno por temporada (cálculo) y elije urea, como fertilizante, deberá incorporar 217 kg. A su vez, si elige aplicar el fertilizante en 2 momentos del año, aplicará 108,5 kg por vez, si elige en 3 momentos serán 72,3 kg por vez y si elige en 4 momentos serán 54,25 kg por vez. Si el productor elige un fertilizante 12-17-00 deberá incorporar 833 kg de fertilizante por temporada, lo que resulta lógico si se observa que la urea posee un concentración de un 46 % de nitrógeno. Con este ejemplo numérico se quiere demostrar que las cantidades en fertilizante varían enormemente  (217-833 kg), según el tipo de fertilizante para la misma cantidad de nitrógeno extraída por cosecha y crecimiento.

Del mismo modo, nunca podrá ser lo mismo aplicar 50 – 90 – 100 o 400 gramos por planta, ya que esto, además de estar condicionado por la extracción y tipo de fertilizante, variará según el marco de plantación. Dado que el cálculo se realiza por hectárea de cultivo,  cuando las plantas estén más próximas entre sí, menor será la cantidad a aplicar por planta.

Según el ejemplo, si el productor debe aplicar 100 kg de nitrógeno que representan 217 kg de urea, y la aplicación se realiza en brote de 15 cm, grano de arveja y poscosecha (3 momentos), deberá aplicar 72,3 kg por momento. En un parral de 2 m x 2 m (2.500 plantas por hectárea) usará 28,92 gramos por planta; pero para otro cuadro de la misma variedad y con la misma producción (supuesto) con un distanciamiento de 2,4 m x 2,4 m (1.736 plantas por hectárea), serán necesarios 41,64 gramos por planta, bajo la misma necesidad de nitrógeno.

Ahora se puede hacer otro razonamiento. ¿Qué pasa cuando decidimos usar una latita de picadillo como medida?. Si se va a fertilizar con urea, la latita contendrá entre 80 y 90 gramos del fertilizante. Se supondrá que se fertilizará el cuadro de 2.500 plantas por hectárea, en ese caso se consumirá (bajo un promedio de 85 gramos por latita con urea, por planta) 212,5 kg de urea, esto es 140,2 kg de más o casi tres bolsas que, tal vez, no eran necesarias. Si la bolsa cuesta $ 1.500, se estará derrochando $ 4.500 por hectárea, pero si se deben fertilizar 10 hectáreas, el productor está errando a razón de $ 45.000.

En agricultura, toda pequeña pérdida (gramos por planta) se traduce en enormes gastos innecesarios.

Para tener en cuenta:
No piense en fertilizar, de modo correcto, si tiene problemas de distribución de agua de riego. Un mal riego implica una pérdida del fertilizante.
El control de malezas está relacionado con la eficiencia del uso de nutrientes: la maleza siempre competirá por agua y nutrientes con la vid.
El productor deberá definir la cantidad a agregar, en función de la producción que tiene en la actualidad y no en la que espera tener en el futuro.
La cantidad a agregar varía con la producción: a mayor cosecha mayor extracción, a menor cosecha, menor extracción.
La cantidad a agregar será diferente según el tipo de fertilizante: hay que fijarse, más que en el valor, en la composición o porcentaje (NPK)
La cantidad a agregar será diferente a diferentes marcos de plantación.
La cantidad a agregar, podrá ajustarse con mayor precisión si se dispone de un análisis de suelo.

Hay muchas otras consideraciones a tener presente, por ejemplo, en qué proceso fisiológico o etapa fenológica (época del año), interviene cada nutriente. A continuación el lector podrá observar en que procesos intervienen los macro y micronutrientes más utilizados y podrá generar un criterio general sobre usos adecuados e incorrectos.
Recuerde que en agricultura existen grises, como los existen en todos los organismos con vida.








jueves, 17 de marzo de 2022

En una plantación nueva ¿Sigo fertilizando en marzo?

Plantas nuevas: ¿Debo seguir fertilizando en marzo?

NO (se plica en los casos de plantaciones de primavera y que hicieron aplicaciones de nitrógeno con cada riego en pequeñas dosis).

Corre un gran riesgo, ya que las estructuras deberían estar agostando (comienza en la época del envero). 
Si los brotes no se transforman en sarmientos, llegará el frío y morirán (término conocido como pasmado de los brotes).
Si está aún fertilizando, detenga la fertilización y comience a alejar los riegos. 
Si los brotes continúan herbáceos, hacia fines de marzo, es necesario realizar una aplicación de oxicloruro de cobre, en altas dosis, para acelerar la maduración de las nuevas estructuras.

Dosis: hasta 800 g de Oxicloruro cada 100 l de agua.




lunes, 14 de marzo de 2022

Recomendaciones poscosecha VID

Cuando se va terminando el ciclo, luego de la cosecha, las plantas agotaron sus reservas al máximo. Por este motivo, hay que destinar tiempo y dinero para reponer el nivel de reservas o lograr un “engorde” con el objetivo que la planta, durante el siguiente ciclo productivo, brote sin inconvenientes y lo comience con un nivel de reservas máximo.
Una vez terminada la cosecha, quedan pocos días útiles para realizar las últimas actividades del ciclo.

Una de ellas es la fertilización, calculada en base a la extracción de uva (rindes) y análisis de suelo y foliares. Nitrógeno, fósforo y potasio son los nutrientes que se absorben en mayor cantidad, sin embargo, deficiencias de potasio en la provincia, no se registran normalmente. Por otra parte, el fósforo, al ser no móvil en el suelo, puede ser aplicado al comienzo o al final del ciclo en grandes cantidades. El 11-52-00 o 18-46-00, si se aplica en una dosis que garantice el aporte de nitrógeno (se requiere el cálculo de un agrónomo), incorporado, puede utilizarse en poscosecha.

Respecto a nitrógeno, a diferencia del fosforo, es muy soluble y se lava (lixivia) o se va perdiendo con el tiempo, sobre todo si, con sucesivos riegos, se va por debajo de la zona de exploración de las raíces.

En este momento (poscosecha) se agrega el 40% de la necesidad total de fertilizante del año. De este modo, si se sabe que se necesitan por cada 10.000 kg de producción 70 U de nitrógeno y la cosecha fue de 30.000 Kg, deberé agregar en el año 210 U de nitrógeno, sin tener presente los aportes del suelo (si son altos se reduce la necesidad de reponer con fertilización), representa 84 U de nitrógeno en poscosecha. Dependiendo del contenido de nitrógeno del fertilizante que tengamos (nitrofosca 12%, triple quince 15%, sulfonitrato 26%, urea 46%, entre otros), se calcula la dosis de fertilizante por hectárea (si elijo urea, son 84 U x 2,17 = 182,6 kg/ha). Luego se distribuye en función de la cantidad de plantas por hectáreas, si las plantas están a 2 x 2, cada planta ocupa 4 m2; en 10.000 m2 existen 2.500 plantas.

Lo ideal es que existan 45 días desde la fertilización poscosecha hasta caída de hojas, teniendo en cuenta que siempre es mejor hacer la fertilización poscosecha que no hacerla, aunque sólo existan 10 días hasta caída de hojas.

La aplicación debe realizarse antes del riego, para que el nutriente se solubilice y se absorba. Si el fertilizante es no soluble (urea, triple quince, triple 19,  fosfatados), se deben incorporar con pala o barreta. No es conveniente el uso de tractor, ya que en esta época crecen nuevamente las raíces (el primer pico de crecimiento de raíces es en floración) y se pueden romper, afectando la absorción y captación de nutrientes.

En el caso de que el fertilizante sea soluble (nitrato de amonio, sulfonitrato o T26), se pueden agregar al boleo o de modo superficial, seguido del riego. Otro aspecto es que la hoja debe mantenerse sana ya que sin hoja no puede completarse el proceso de absorción, ni es posible la acumulación de reservas. Por esta razón, otra práctica es la aplicación de un fitosanitario preventivo de peronóspora y oídio. Los productos más utilizados son oxicloruro (peronóspora) y azufre (oídio) a razón de 400 g/100 l respectivamente. Otros productos pueden utilizarse en función de disponibilidad (consultar listado de productos publicado en jvenesemprendedores.blogspot.com).

Esta aplicación foliar puede complementarse con ácido fosfórico (hasta 40 cm/100 l), sulfato de magnesio y sulfato de hierro (250 g/100 l respectivamente).

Coordinar los tiempos entre pulverización – fertilización – riego es algo complejo en función de la disponibilidad de agua, turnados, horas de riego, etc. Mantener la hoja sana por más tiempo contribuye con la acumulación de reservas y futura brotación.

En resumen:
1° Agregar un fertilizante vía suelo, preferentemente nitrogenado, que cubra necesidades sin excederse, ya que se produciría un rebrote que sería perjudicial.
2° Si se elige un fosforado, debe ser en cantidad tal que cubra la 40% de nitrógeno necesario en esta época.
3° Se debe tener un plan de fertilización anual, de no tenerlo, es buen momento para hacerlo con un ingeniero de confianza.
4° Regar luego de la fertilización.
5° Los fertilizantes no solubles o de liberación lenta, deben ser incorporados, preferentemente con pala o barreta.
6° Evaluar el momento, preferentemente antes de la fertilización, para realizar una aplicación fitosanitaria poscosecha contra oídio y peronóspora.
7° Mantener la hoja sana, por el máximo tiempo poscosecha garantiza una buena brotación.
8° 45 días antes de caída de hojas, es el ideal tiempo para acumulación de reservas.
9° Las raíces tienen un pico de crecimiento de raíces, importante, luego de cosecha.
10° La fertilización es cara, por ello debe hacerse de modo óptimo