Las
condiciones climáticas actuales son predisponentes para el desarrollo de
peronóspora y podredumbre de los racimos, por lo que los productores deben
estar en estado de alerta.
Peronóspora.
Puede
atacar todos los órganos verdes de la vid, sin embargo en esta parte del año se
localiza en hojas. Para su diseminación necesita agua libre por un lapso mayor
a 2 horas. Se presenta bajo la forma de manchas de aceite de 4 a 8 mm de ancho,
en la parte superior de la hoja, correspondiendo con una pelusa blanca en la
cara inferior.
Los
ataques intensos provocan la desecación parcial o total pudiendo producir una
desfoliación que incide en la cantidad y calidad de la cosecha, el buen
agostamiento de los sarmientos y la brotación del próximo período vegetativo.
Protección
del viñedo
Las
labores que favorecen una mayor ventilación del viñedo disminuye la intensidad
del ataque.
El
éxito de la protección consiste en efectuar los tratamientos en forma oportuna para
impedir o detener la germinación de las oosporas.
El
único método eficaz para su control es el uso de productos químicos, que son
preventivos o curativos. En el primer caso las aplicaciones deben efectuarse
inmediatamente que se produzcan las lluvias para impedir la germinación de las
oosporas, repitiendo los tratamientos siempre y cuando persistan las
condiciones favorables para el desarrollo del hongo o después de una lluvia
superior a 20 mm que produce el lavado del producto.
En
el segundo caso – curativo- se aplican productos que son absorbidos rápidamente
y no es necesario repetirlos luego de una lluvia intensa al no sufrir el lavado
(siempre que no existan períodos muy prolongados).
Podredumbre
de los racimos
Es
otra de las enfermedades más importantes que atacan la vid. En la misma participan
un complejo etiológico en la pueden intervenir hongos, levaduras y bacterias,
teniendo un comportamiento irregular dependiendo de las condiciones
(principalmente humedad) favorables para su desarrollo.
En
orden de agresividad Botrytis es la más importante, ya que produce pérdida en
la producción y también afecta cualitativamente la elaboración de vino al
modificar la composición química de los granos afectados (degradación de la
materia colorante, destrucción de la película que contiene la sustancias aromáticas
y transformación de los azúcares en alcohol y ácidos), dificultando la
clarificación y aumentando la fijación de anhídrido sulfuroso y acidez volátil.
En el caso particular de la uva de mesa la enfermedad no sólo produce pérdida
en el cultivo, sino también en la conservación y transporte. En este complejo
de hongos los más comunes son además Aspergillus, Penicillium, Rhizopus,
Alternaria y Cladosporium. Estos son saprófitos que están presentes en el medio
ambiente y siempre necesitan una herida en la baya para iniciar el ataque. El
momento de mayor susceptibilidad a estos hongos es cuando los racimos comienzan
a incrementar su contenido de azúcar (más de 10 ° Brix) , la temperatura oscila
entre 22-30°C y la humedad relativa mayor a 80 %.
Podredumbre
ácida
En
este tipo predominan las levaduras (Candida, Saccharomyces, Kloeckera)
y bacterias (Acetobacter y Gloconobacter).
Esta podredumbre se produce debido a que dichas levaduras y bacterias, que se
encuentran en la piel, se introducen a la baya por heridas producidas por
stress hídrico, granizo, temperaturas elevadas, humedades relativas superiores
a 70 %, russet y ataques de insectos.
Síntomas:
oxidación del hollejo, ablandamiento y maceración de la pulpa por las
levaduras, formación de vinagre (aparición de la mosquita del vinagre –
Drosophila melanogaster- que difunde la enfermedad) y pérdida de mosto.
Para
evitar la aparición de formas resistentes no debe abusarse del uso de productos
sistémicos es recomendable intercambiarlos con productos de contacto.
En caso de
comercializar uvas en mercado externo los tiempos de carencias deben ser
consultados según destino de exportación. Algunas bodegas indican períodos de
carencia más restrictivos que los indicados por CASAFE.
Para lograr un apropiado manejo se
recomienda utilizar los productos registrados para su uso en vid.
Respetar momentos de aplicación y
utilizar la maquinaria adecuada en buenas condiciones de uso.
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